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lunes

El mito de la exclusión de Catalunya en América (I)

Per Walter Arias, historiador.

Muchas veces nos hemos preguntado por qué no hay presencia catalana en los primeros años del periodo colonial y en cambio hacia finales sí. Dentro de la ‘historia victimista’ podemos encontrar explicaciones que tienen que ver más con el desconocimiento que con el conocimiento. Este caso se ejemplifica con “los catalanes fueron excluidos”, y que no sería hasta el reinado de Carlos III en que se les permitiría participar en la aventura americana. Desde hace más de cincuenta años que se ha demostrado que el mito de la exclusión es insostenible por sí solo, que ha sido más bien un instrumento político para justificar intereses actuales y que la historiografía tradicional y nacionalista. Es una idea simplista en la que se acusa de haber excluido jurídicamente a Cataluña del comercio con América.

Sin embargo es necesario volver a mencionar lo que muchos historiadores entre ellos Jaume Vicens Vives y Pierre Vilar analizaron respecto a la supuesta exclusión jurídica que incluyó el testamento de Isabel la Católica. Historiadores contemporáneos coinciden con que la dicha presencia esporádica de los catalanes debe de interpretarse en función de su dinamismo económico, ya que no fue hasta el siglo XVII cuando el proceso de recuperación económica y demográfica fue más visible. El famoso historiador catalán Jaume Vicens Vives en sus análisis sobre el papel de los catalanes bajo el reinado de Fernando el Católico puso en manifiesto que no había prohibiciones, como por ejemplo mencionando el envío de franciscanos catalanes a América en 1508, y como lo resaltó el historiador Ferran Soldevila, el también es conocido el pacto del monarca con Juan de Agramonte (Joan d’Agramunt), la exploración de Terranova. Las conclusiones a las que llega Vicens Vives es que los catalanes no estaban interesados en América en un principio porque según testimonios de una cuarentena de comerciantes, estaban ocupados tratando de mantener su posición en los mercados tradicionales, es decir en los mediterráneos y parte de Europa del norte. Y deja en claro que Fernando el Católico otorgó total libertad a los catalanes para negociar con las plazas del norte de África en las Cortes de Montsó en 1511. De esta manera conseguían grandes ganancias gracias a estos monopolios otorgados por el rey.1 No obstante, más adelante se asomarían a los mercados peninsulares y atlánticos teniendo una destacada participación.

Otro reputado historiador, Carlos Martínez Shaw tampoco habla de exclusión sino más bien de discriminación de algunas cláusulas restrictivas del testamento de Isabel la Católica, entre 1504 y 1524, pero a pesar de ello, constan mercaderes catalanes establecidos en Sevilla y Cádiz, dedicados al comercio con las Indias.2 El historiador francés Pierre Vilar distingue dos monopolios: el comercial y el migratorio. La inmigración a las Indias por parte de súbditos de Castilla continuó después de la muerte de Isabel, y Fernando de Aragón actuó como si la mitad de las Indias le pertenecieran a su reino aragonés. Con Carlos I, se recopilaron las Leyes de Indias, en las que se estipularon la igualdad de derechos entre los súbditos de Castilla y los de Aragón con respecto a la inmigración. Y se debe de tener en cuenta un factor importante como el demográfico que en Cataluña se sufrió negativamente en esos años, y por lo cual hubo pocos registros de gente procedente de esa España mediterránea. En 1522 Barcelona solicitó su habilitación para el comercio directo, pero la petición fue rechazada. Carlos I en 1529 otorgó privilegios a puertos, principalmente para la salida que no para la vuelta, como una forma de descentralización; pero hay que tener en cuenta que la importancia radicaba en controlar el metal que entraba a la península, así que por los riesgos de fraudes, las concesiones duraron muy poco. De cualquier forma los catalanes aprovecharon las rutas sin necesidad de tener el comercio directo, por lo que aparecen numerosos comerciantes en las plazas comerciales más importantes de España, como Cádiz, Sevilla, Medina del Campo, Valladolid, etcétera.3

Como lo aclara Pierre Vilar, se debe renunciar a esa imagen de la Cataluña excluida por el centralismo castellano y comprender que la falta de participación en los inicios de la edad moderna se debió a factores económicos y no a jurídicos, a la falta de capitales que sí abundaban en otras ciudades de los reinos de la monarquía.

1 VICENS VIVES, Jaume. Els trastàmares (s.XV). Barcelona. Ed.Vicens Vives. 1980. 2ª Ed. p.241

2 MARTÍNEZ SHAW, Carlos. Cataluña en la carrera de Indias, 1680-1756. Barcelona. Crítica. 1981. pp. 14-15

3 VILAR, Pierre. Cataluña en la España moderna. Barcelona. Crítica. 1987. 3ªEd. V.1 p.324-327

2 comentarios:

  1. Si todo esto es cierto ¿cómo se explica la gran riqueza que alcanzó Andalucía hasta las independencias de los estados americanos?

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  2. Artículo simplista y determinista. El factor económico y demográfico és una de las causas, pero no la única, si usted dice que no hubo discriminación por parte de la monarquía española en este afer, entonces estará faltando a la verdad de los hechos, comprobada y demostrada por muchas fuentes historiográficas.

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